jueves, 27 de marzo de 2014

Sin llegar hasta el final...

Cuando uno va al cine,
y casi a con un 100% de acierto,
podemos estar seguros,
de que no saldrá sin terminar de ver la película.

Pero dentro del cine,
donde se estrenan las grandes películas,
es donde más lejos se está de la verdadera realidad.

Cuando yo veo una película en casa,
en mi sofá,
en la tele o en el ordenador,
en ese momento me convierto en guionista,
protagonista,
y dueño del destino.

Pues aquí,
es cuando puedo decidir como quiero que acabe la película,
puedo decidir que el mejor amigo del protagonista no le traicione,
que su padre no muera,
o que todos se vayan a las Bahamas.

Si decido que no llegue el final de la película,
decido también que el final sea el que yo quiera,
el que mi cabeza había diseñado.

Y todo, simplemente,
dejando la película a medias.

Algo así deberíamos hacer con nuestra vida,
cambiar el guión,
aunque haya un final aparentemente escrito.
Imagina que no hubieras acabado de ver Titanic,
que Rick hubiera cogido aquel avión en Casablanca.

A veces, deberíamos cortar nuestra película,
cambiar el guión que otros quieren imponer,
no hablo de dejar las cosas a medias,
ni de no afrontar los problemas,
hablo de verlos desde otro canal,
de dejar la película a medias.

Ahora piensa en tus películas favoritas,
imagina lo que sería de estas,
sin llegar hasta el final.




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