domingo, 16 de marzo de 2014

Aprender a...

Toda una vida son muchos días, muchos días para aprender cosas,
imagínate que de repente, todas esas cosas, 
todo ese conocimiento que hasta el momento era tu mayor tesoro,
comienza a desaparecer,
los primeros días olvidas cosas pequeñas,
las llaves, el pañuelo o las gafas de cerca.

Normalmente no serás el primero en darte cuenta de lo que está pasando,
la familia siempre lo hace antes.
¡Ay la familia!
Ellos también tienen que aprender algo nuevo ahora,
pues poco a poco,
y cada vez más,
serán los encargados de coger tus llaves, ponerte las gafas de cerca,
o incluso llevarte el pañuelo a la nariz.

Los sábados por la tarde,
cuando beso a mi abuelo,
ya no me sorprendo,
estoy aprendiendo,
se que me puedo encontrar una cara amable, un grito de desaprobación,
o una carcajada.

Sé que esa tarde puedo ser su hijo, el vecino,
o el compañero de la mili.

Pero mi abuelo y yo tenemos algo en común, ambos conservamos un tesoro,
la familia, y esa no te olvida,
es mas, si es necesario, te ayuda a desaprender.

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