jueves, 6 de marzo de 2014

Tú y yo, año a año.

El hombre más importante de mi vida no ha escrito ningún libro,
no lo necesita.
El hombre más importante de mi vida nunca luchó en ninguna gran guerra,
no era su destino.

El hombre más importante de mi vida, lleva 18 años a mi lado,
y nunca le han dado un premio por ello.
18 años en las trincheras día a día,
encargándose de que todos coman,
de curar a los heridos,
y volver a casa sonriente.

El hombre más importante de mi vida,
nació un día y muere todos ellos por nosotros,
por su familia.
Yo no necesito que ese hombre sea el que más gane,
tampoco quiero que sea el más reconocido de la sociedad.

Lo que yo necesito, es que el hombre más importante de mi vida, lo siga siendo muchos años.

Yo no estaba allí,
no de forma consciente,
pero hace 18 años y tan solo unos pocos meses,
ese hombre fue padre por primera vez,
y no dudo que sintiera miedo,
tal vez dudas,
pero si así fue, ya no importan.

Porque el hombre más importante de mi vida, desde aquel día se convirtió en mi papá,
y sé, con toda certeza, que lleva luchando desde entonces.

Y que seguirá haciéndolo mientras el cuerpo le aguante,
mientras las piernas le empujen.

Con poco más de dos años,
decidí encerrar a mi abuela en el balcón,
el hombre más importante de mi vida no estaba allí,
el estaba trabajando,
siempre trabajando por nosotros,
así es el,
así son mis padres.

Con 6 años yo ya era un chico fuerte,
¿Como no iba a serlo?
Mi padre siempre ha sido fuerte.
Y a esa edad, ya podíamos acompañarles un poco más,
con 6 años yo dormía en el maletero y los asientos del coche,
mientras ellos,
seguían trabajando.

Crecí un poco más,
y junto a mi mamá,
el hombre más importante de mi vida,
comenzó a enseñarme el valor del trabajo,
ese que parece que hoy empiezo a olvidar,
pero no,
no es así,
tuve un buen maestro.

A veces entre diario, y otras los fines de semana,
me enseñaron, que un cubo de castañas,
o dos puñados de judías,
podían equivaler a cosas tan valiosas como un huevo kinder o un paquete de cromos.

El hombre más importante de mi vida, me regaló dos hermanos,
un hermano y una hermana para ser más exactos,
y le he visto enseñarlos de la misma manera.
No se puede dudar de el,
a mi me ha dado casi todo lo que tengo,
y casi todo lo que soy.

A mis 10 años,
el hombre más importante de mi vida, pasó el verano más tranquilo de su vida,
bueno, tranquilo no, reposado sí.
No voy a decir que fuera un verano fácil,
hasta a mí tan joven e inocente, me resultaba raro verle allí parado,
más yo no lo entendía,
y hoy, cuando lo entiendo, solo puedo llenarme de orgullo,
tengo al mejor padre del mundo.

Porque aquel verano, el hombre más importante de mi vida,
tenía que andar con muletas,
sí, a mi padre lo operaron,
porque esas piernas que luchan por todos nosotros,
no son de hierro,
aunque lo parezcan,
aunque salgan cada mañana con la misma energía que hace 18 años.

Mi padre no es de hierro,
pero si de oro.

Con 15 años me enseñó el valor de la palabra,
me prometió un carnet,
y un carnet tuve,
más nunca prometió una moto,
y nunca la hubo.
Eso, amigos míos, para mi era el valor de una promesa.

Con 16 años, el hombre más importante de mi vida,
me enseñó la unión de la familia,
me hizo ver que esta, siempre está en los malos momentos.

El siempre me ha enseñado, que vale más demostrar que hablar,
que la entereza, se tiene cuando hay que tenerla, cuando debes tenerla.

Con 16 años yo vivía en una constante sucesión de montañas,
de precipicios y hundimientos,
pero el hombre más importante de mi vida,
me enseñó a seguir hacía delante,
yo nunca he necesitado un psicólogo,
tengo al mejor padre del mundo.

Y cada vez que he llorado en un rincón o en una cochera,
el ha estado allí, sabiendo ver lo que me pasaba,
y yo, no sé si alguna vez he sabido agradecérselo,
¿Como hacerlo?
Es el hombre más importante de mi vida.

Una vez, le escuche decir algo:
Escuche a mi padre decir:
-Le quería tanto o incluso más que a mi. -Porque era casi un padre para el.

Aquel día no supe decirle lo que pensaba,
hoy sí,
aquel día yo me sentí mal, porque el hombre más importante de mi vida se viera relevado a un segundo plano, pero no era así,
el hombre más importante de mi vida estaba haciendo lo que ha hecho siempre,
lo que tan bien se le da hacer,
cuidar de mi.

Con 17 años, conocí uno de los mejores premios que me ha dado la vida,
el hombre más importante de mi vida,
me dijo que estaba orgulloso de mi.
Probablemente lo habría hecho más veces,
pero ese día fue especial, reconozco que lloré.

Yo no había hecho nada del otro mundo, acababa de terminar mi Bachillerato, y habíamos tenido una pequeña celebración, en aquella celebración, mi padre fue a verme.
Hay que destacar, que normalmente, mi padre no puede acudir a todas las reuniones o actos,
pues sí,
como ya habrás adivinado tú que me lees,
está trabajando.

Mas aquel día especial mi padre fue a verme,
y allí estaba yo,
dándole a la sin hueso delante de un pequeño público,
no me preguntéis por qué,
pero aquel día el hombre más importante y más fuerte del mundo,
no solo se emocionó, sino que se sintió orgulloso,
no me preguntéis por qué tampoco,
pero dos días después,
en la misma cochera donde el hombre más importante de mi vida me veía llorar algunos fines de semana,
en esa misma cochera,
me enteré de la noticia,
el hombre más importante del mundo,
estaba orgulloso.

Un poco más tarde, partí para Cáceres,
no sin antes dudar, pero él lo tenía claro, debía venir.
El hombre más importante de mi vida, me atiende al teléfono de vez en cuando,
el no entiende de libros,
tampoco de escuelas,
pero me entiende a mi.
Y sabe que si el me dice puedes,
yo puedo,
lo puedo todo.

Hoy, ya tengo 18 y un pelín,
no he crecido mucho,
pero esta noche,
voy a llamar al hombre más importante del mundo.

Me ha contado un pajarito lo que le han dicho los médicos,
yo, aunque no soy médico,
también tengo algo que decirle,
ERES EL HOMBRE MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO.





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