martes, 18 de marzo de 2014

La derrota la pintan fácil...

El que quiere pierde dos veces,
al menos dos, dos por semana el primer mes,
y una al mes los siguientes,
el que quiere siempre pierde más,
porque siempre es fácil dejar a alguien,
aunque digamos que no,
romper, siempre fue más fácil que reparar.

La inmensa mayoría dice,
y yo en parte lo apoyo,
que la mejor forma de reparar lo que alguien rompió,
es cambiar de carpintero,
sustituir al albañil,
y rematar con un pintor nuevo.

"Pintame la carita..."
que cantaban algunos no hace tanto tiempo,
para pintarte la cara,
solo hace falta una de esas dos cosas,
una empresa de demoliciones,
o una que edifique hasta en medio del desierto.

"Pintame su nariz..."
Y respiras,
y si no lo haces,
lo harás no tardando mucho.

Al final la vida se reduce a eso,
mucho más si tienes 18 años,
hoy parece que te vas a morir,
mañana eres capaz de matar a alguien,
y así un año tras otro.

A mi al final,
resulta que me encanta,
porque lo que hoy es duda,
mañana sabes que será certeza,
lo que fue pena,
no es ni una anécdota,
y así,
si la pared pierde color,
vuelves a pintar.

Porque si sabes lo que mereces,
aunque lo pierdas,
sigues caminando,
sigues buscando.

Y si no...
vas y lo pintas.




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