martes, 26 de noviembre de 2013

Vamos a contar...

Vamos a contar,
vamos a hacer balance...

Empecemos por los sueños,
¿Cuántos hemos perdido?
¿Cuántos tenemos aún?
El número siempre será positivo, pues siempre vas a tener más, que los que has perdido,
¿O acaso no quieres recuperar los que perdiste?

¿Qué tal el dinero?
Venga, cuenta billetes,
ya está, mi balance es positivo
¿Y tú?
¿Contaste ya?
¿Qué vas muy justo?
Son cachos de papel...
Piensa que otros no tienen ni papel.

¿Qué me dices del amor?
...
¿Mal?
¿No hablas?
Eso es bueno, todavía te queda sin palabras...

Veamos, la Salud,
¿Te consideras sano?

Genial

Entonces, ¿Por qué coños nos quejamos?
Porque si no me quejara, no estaría viviendo.

Cada problema, a la larga te planteará una solución, tu escoges cual, sentarse a esperar, siempre será fácil,
pero recuerda, la ecuación acaba en cero, nada, el más absoluto silencio, ni la bancarrota ni la fortuna, cero es el destino que compartimos, así que tú decides, puedes quejarte, puedes ir a manifestarte, puedes ganar todo ese dinero que ansias para tener tu momento de felicidad, o puedes llorarle a tu chica que vuelva, pero sobre todo, no dejes que pase tu tiempo.
Porque si tú no lo usas, nadie lo va a hacer por ti...

¡Corre!

Ya queda menos, el cero se acerca.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Perspectiva

+¿Por qué he subido aquí? ¿Quién lo sabe?
-Para sentirse más alto
+No
+Pero gracias por contestar
+Me he subido a mi mesa, para recordarme que debemos mirar, constantemente las cosas,
de un modo diferente.
+El mundo se ve distinto desde aquí arriba, si no me creen, vengan a comprobarlo.
+Cuando ustedes creen que saben algo, deben mirarlo de un modo distinto, aunque pueda parecer tonto o equivocado, deben intentarlo.
+Cuando lean no consideren solo lo que piense en autor, consideren lo que piensan ustedes.

El club de los poetas muertos

domingo, 10 de noviembre de 2013

Y si de repente...

Y si de repente, todo se tambalea,
que no dejen que se vea,

Y si se ve,
que sepan que volveré.

Porque por cada pequeño punto muerto de tú vida,
otro vivo te saluda.

Y frente a cada incertidumbre, la certeza,
frente a cada momento de flaqueza,
solo hay una cosa que demostrar, tú fortaleza.

Las curvas del camino, son solo lecciones magistrales,
para no volver a descarrilar, porque cada paso,
cada piedra, no contaría, si te detuviera demasiado pronto.

ADELANTE.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Que perra...

Que perra la vida cuando quiere...
Que perra cuando se encabezona,
que perra, cuando solo ella sabe que va a pasar...

Más perra cuando ladra,
más perra cuando muerde.

Al fin al cabo es eso,
un perro con collar,
que por momentos no sujetamos,
que un día se nos escapa.

Un perro que se cura,
un perro que se despulga.

Es un perro al que quieres,
un perro que te muerde, pero al que no sacrificas.

Pero poco a poco, el perro también envejece,
el perro también muere,
el perro adelgaza,
y en perro flaco todo son pulgas.
Pero esas también se van.

Es perra la vida,
uno de esos días,
en los que melancólico por la calle,
llegas al lugar,
y te topas con uno de esos mordiscos que ya había sanado un poco.

Una de esas enfermedades,
que ya no es que te duelan a ti de verlas,
es que a veces,
te hacen sentir el dolor de ellos mismos.

Porque créeme que duele,
cuando intentando recordar,
no lo consigues,
y cuando llega un poco de claridad,
es para hacerle llorar, para que tú le veas.

Que perra la vida, que muerde de repente,
y a veces muerde fuerte.

Hay cosas...

Hay cosas que no cambian...
No cambia tu pueblo,
no cambia tu abuela,
tampoco cambia ese agua,
no cambia ese aire...

Desde luego no cambian esas callejuelas,
no cambia la plaza,
no cambian los niños,
bueno quizás esos si,
pero solo de caras.

No he visto que cambien,
ni una sola de sus expresiones,
¿Para qué?

No cambian los caminos,
a veces recién arreglados,
pero siempre por su mismo trazo,
no cambian las fuentes,
esas siempre están.

Tu te irás de tu pueblo,
pero no cambian sus oficios
no cambian las labores,
ni cambian las fechas.

Pero lo que si ha cambiado,
eres tú,
antaño pensabas donde harías tú,
tu casa...

Después solo querías irte lejos,
ahora,
incluso,
lo echas de menos,
parece extraño,
pero ahora,
entre tus dudas,
de repente aquí,
te sientes acogido.


Ahora, más corto que valiente,
más cauto que otras veces,
es curioso pasear al anochecer,
y seguir pensando...

Eso, tampoco cambia.