lunes, 28 de noviembre de 2016

Bajo llave

Entre los hábitos menos saludables del hombre de a pie, está la costumbre de guardar bajo llave siempre nuestros más oscuros pensamientos. Solemos ocultar también nuestros verdaderos deseos, los impulsos más repentinos y por consiguiente, como gran error, a veces algunas de nuestras mejores características. Nos aprietan demasiado las convicciones sociales, el miedo, las normas, las formas; tanto, que cometemos el error de encerrarlos. Tanto, que cuando estos llaman demasiado a la puerta, terminan por romperla, dejando mucho más daño a su paso, que si los hubiéramos dejado libres desde un principio.

Resulta inevitable, algunas cosas no se pueden guardar, hay que ponerle remedio. Siempre un poco de lógica, es mejor que un candado.