jueves, 20 de febrero de 2014

¿Cuánto tiempo?

¿Cuánto tiempo llevo sin escribirte?
¿Meses?
¿Años sin contarte nada?
Llevo sin poder consultarte ni una sola de mis dudas demasiado tiempo,
dentro de lo malo, de la pena y la ausencia,
me siento afortunado,
pues te tuve,
no todos pueden decir eso.

Pero llevo demasiado tiempo sin contarte nada,
demasiadas aventuras,
demasiadas relaciones,
eventos y ocasiones.
Llevo sin hablarte tanto, que ya no se ni que te habría contado,
supongo que todo,
como siempre.
Pues al final siempre era así,
todo, siempre todo.

Van sumando los 16, y cada uno que pasa,
es como una extraña suma más,
una suma que pesa,
que no gusta.
Una suma que a veces me gusta obviar,
una suma que a veces resta,
que hace mella.

Una mala suma,
de esas que no te cuadran,
pues estas cosas nunca lo hacen,
nunca las aceptas, no puedes.

Una suma que no solo resta,
que divide,
que dejó nuestras acciones por el suelo,
una operación que nos sacó de los márgenes.
Se suman los días,
y nunca, nunca salen las cuentas.

La verdad, no es esto lo que quería contarte,
yo quería contarte, que aquí abajo, arriba,
en frente, o al lado,
donde quiera que estemos,
se te echa de menos.

Que no pasa un día sin que te echemos de menos,
una ocasión importante en la que no me pregunte cómo sería,
¿Qué me dirías?
Y todo cambia,
todo sigue su ritmo,
un ritmo pesado,
diferente.
Y me sigo preguntando...

Pero quiero contarte más cosas,
quiero contarte que guardo todo lo que tenía aquel verano,
que guardo ese aro como mi más preciado tesoro,
guardo aquellos recuerdos,
como el secreto de estado más poderoso del mundo.

Guardo todas las fotos que reuní,
y seguiré haciéndolo,
guardo tus sonrisas,
tus consejos,
guardo aquel viaje a la playa,
las cacerías,
guardo las tardes con la "balinera",
mi corte en la rodilla,
sí, ese que tú me hiciste.
Guardo las noches de verano,
los melones y los baños,
guardo las visitas a los "lazos",
guardo tus travesuras,
tus visitas,
guardo esos dos días que viniste a enseñarme tu nuevo coche,
la primera vez que monté en moto contigo,
guardo los recreos,
los exámenes captados,
guardo los puñetazos en el hombro,
sí, esa curiosa forma de saludar.

Guardo el: "Ay calabazo",
los bocadillos de "Choped de tienda",
¿De donde iba a ser?
Guardo los trozos de cristal,
como si fuera a verte mirar a través de ellos,
como si fuera el espejo roto que Sirius le dio a Harry,
como si de repente, pudieras aparecer.

Guardo también tú número en mi agenda,
no quiero borrarlo, no me apetece.
Guardo ese último momento de despedida,
las cosas que quizás no te dije,
pero que siento que sabías.
Guardo esa afición de ir corriendo a los sitios,
y la iniciativa, tu iniciativa,
siempre la iniciativa, ese eras tú.


Guardo el último de aquella noche,
Y guardo aquel: "En Garciaz nos vemos",
como si de verdad pudiera ocurrir...

STDOPPH

Y quiero contarte, que lo guardo todo,
porque sí, siempre, te echaremos de menos.




viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentín

No se puede odiar San Valentín,
como no se puede odiar a los niños con globos,
no se puede,
porque todos alguna vez lo hemos amado,
a los dos.

A los niños con globos,
y también a los otros dos,
a los que están enamorados,
y a los que dicen odiarlo todo.

A esos dos,
a los que lo llaman comercial,
y a los que saben que no,
que hay mucho más.

No se puede odiar a San Valentín,
como no se pueden odiar a las flores.
No se puede,
al menos no toda una vida.

San Valentín, no es una excusa,
es la más bonita de las excusas,
es la forma de los tímidos de expresar sus sentimientos,
para muchos el único día del año,
que por mucho tiempo que haya pasado,
saben que seguirá habiendo detalles.
Es el día de la floristería,
de los clásicos bombones.
El momento de volver a sacar las velas,
es ese día que dejas el móvil,
y vuelves a escribir notas.

San Valentín no es una excusa,
es la mejor de las excusas.

No es solo el día de los enamorados,
es el día de los que llevan 50 años casados,
de los que se besan en el recreo,
de los que viven a cientos de kilómetros.
Es uno de esos días,
en los que hay más sonrisas por las calles,
más besos en los parques,
más colas en el cine.
Más te quieros en vuestras pantallas,
más y más corazones.

No puedes odiar San Valentín,
como no puedes odiar la Navidad,
porque no puedes odiar el amor,
porque tanto del amor al odio,
como del odio al amor,
hay solo un paso.

Aprovecha,
y odialo este año,
quizás al que viene,
hayas dado un solo paso.

Porque existe,
porque se ve en la calle,
porque puede ser comercial y mágico a la vez.
Porque creo,
porque quiero,
porque querré.
Feliz San Valentín.

Atentamente, un soltero,
que nunca dejará de creer.


domingo, 9 de febrero de 2014

Como hemos cambiado...


Como hemos cambiado, que diría Presuntos implicados,
ni siquiera dos décadas, y sin embargo,
tantos cambios de opinión,
de compañía, de hogar, incluso de deseos.
.
Y mira que me siento idiota, al analizar 18 años, como el que se sienta a sus 70 frente a un café,
mira que me cuesta, creerme que he vivido tantas cosas y que fueron tan importantes.
¿Pero por qué narices no iba a poder?
Si he podido perder amigos, perder familiares,
si he alcanzado metas que no me había propuesto,
¿Como no pensar en todo lo que ha pasado?
Si es todo lo que tengo.
.
Cambios de besos,
de abrazos.
Cambios físicos, cambios mentales,
cambios y más cambios.
.
Hemos pasado de la Game Boy a la maravillosa PS4,
de matar marcianitos y saltar champiñones,
a dirigir ejércitos o navegar por el Caribe.
Pasamos del Discman al Mp3 y no dejamos de cambiar.
Nos tocó el estallido de las Redes Sociales,
la España de los títulos.
.
¡Qué cojones!
Hemos cambiado los juguetes por el amor,
las carreras tras el balón, por las carreras frente a los semáforos.
Ha cambiado hasta nuestra meta,
desde luego todo ha cambiado.
Pero no ha cambiado el protagonista,
si a veces los acompañantes,
los primeros amores,
los primeros desengaños,
quizás todo ha cambiado.
.
Tantos sueños por cumplir, alguno se ha de vivir.


Como hemos cambiado...
... Y los que nos queda por cambiar.


lunes, 3 de febrero de 2014

Fuego, avanti.

Es importante que te recuerde, que hay una persona a la que nunca debes traicionar,
alguien que está por encima de todo, por muy egocéntrico que parezca, o muy amoral,
siempre debes recordar, que hay alguien que está por encima de ellos,
por encima de las religiones, las normas y convicciones sociales,
por encima incluso de los medios,
por encima de las metas.

Esa persona tan especial, eres tú.

La única persona que te va a acompañar, durante toda tu vida,
todos los días, de las 7 de la mañana a las 10 de la noche.
De la puerta de tu casa, a la parada del autobús.

La única persona, capaz de sacrificarlo todo, y todo de verdad, por ti.
Por ti mismo.

Se alocado si quieres, no temas al ridículo,
mientras logres la felicidad,
y no dejes de avanzar.

Puedes darlo por amor,
pero recuerda, que lo haces por ti,
porque te gusta.

Puedes matar por política,
pero hazlo por ti,
porque lo sientes.

Puedes correr siempre contra todos,
pero hazlo por ti,
porque quieres.
Y hagas lo que hagas, asume sus consecuencias.

Pero nunca seas nadie, nunca te lo creas.
Pues para ti, tú, lo eres todo.
Porque si tú no te encargas de recordarte día a día, lo importante que eres,
nadie lo hará.
Porque si tú no te respetas,
si tú no aprendes a quererte.
Los demás, deberían darte más.
Pues es a base de golpes, como se forjan las espadas,
como se moldean los hombres y mujeres de a pie,
incluso los de la zona de arriba.

A base de golpes, un hierro ardiendo,
puede convertirse en tu mejor arma,
o tu mejor armadura,
en su peor enemigo.

No es que tengamos que salir día a día cabalgando sin cesar,
es que no debemos bajarnos nunca del caballo.
Juega con ese fuego, juega a ese juego, hasta que te quemes, hasta que no quede nada, y cuando seas solo polvo y ceniza, solo entonces, si lo hiciste bien, les habrás ganado.

AVANTI