viernes, 14 de febrero de 2014

San Valentín

No se puede odiar San Valentín,
como no se puede odiar a los niños con globos,
no se puede,
porque todos alguna vez lo hemos amado,
a los dos.

A los niños con globos,
y también a los otros dos,
a los que están enamorados,
y a los que dicen odiarlo todo.

A esos dos,
a los que lo llaman comercial,
y a los que saben que no,
que hay mucho más.

No se puede odiar a San Valentín,
como no se pueden odiar a las flores.
No se puede,
al menos no toda una vida.

San Valentín, no es una excusa,
es la más bonita de las excusas,
es la forma de los tímidos de expresar sus sentimientos,
para muchos el único día del año,
que por mucho tiempo que haya pasado,
saben que seguirá habiendo detalles.
Es el día de la floristería,
de los clásicos bombones.
El momento de volver a sacar las velas,
es ese día que dejas el móvil,
y vuelves a escribir notas.

San Valentín no es una excusa,
es la mejor de las excusas.

No es solo el día de los enamorados,
es el día de los que llevan 50 años casados,
de los que se besan en el recreo,
de los que viven a cientos de kilómetros.
Es uno de esos días,
en los que hay más sonrisas por las calles,
más besos en los parques,
más colas en el cine.
Más te quieros en vuestras pantallas,
más y más corazones.

No puedes odiar San Valentín,
como no puedes odiar la Navidad,
porque no puedes odiar el amor,
porque tanto del amor al odio,
como del odio al amor,
hay solo un paso.

Aprovecha,
y odialo este año,
quizás al que viene,
hayas dado un solo paso.

Porque existe,
porque se ve en la calle,
porque puede ser comercial y mágico a la vez.
Porque creo,
porque quiero,
porque querré.
Feliz San Valentín.

Atentamente, un soltero,
que nunca dejará de creer.


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