lunes, 7 de abril de 2014

Cosas de gente corriente

Me gusta la gente corriente,
la señoras que te cuentan su vida en la sala de espera de un hospital,
las mujeres que te dicen piropos en el autobús,
o los que llegan a una sala, y aunque haya 50 personas, dan los Buenos Días,
cosas de gente corriente.

Cosas que piensas mientras tiendes la ropa en pijama casi en el centro de Cáceres,
cosas que piensas cuando hablas con todas esas personas,
cuando te cuentan lo triste que son sus vidas a veces,
o lo interesantes que pueden ser la mayoría.

La gente corriente es la mejor,
por cosas corrientes,
os hablaría de una señora el Domingo en el Hospital,
diciendo que se quería morir,
a dos personas desconocidas a su lado,
convenciéndola de que no.

Por cosas corrientes,
os hablaría de esa costumbre de la gente de los pueblos de saludar a todo el mundo,
por todos los tú eres el nieto de... A los que nos hemos enfrentado,
por cosas corrientes,
a veces uno entiende lo normal,
lo que no sale de los límites,
pero no es solo eso.

Debería puntualizar,
pues hay dos tipos de gente corriente,
la gente corriente que a mi me gusta,
la simple, la espontánea,
y aquella, que es corriente,
por prácticamente todo lo contrario,
por pasar desapercibido casi adrede,
por no luchar por nada,
por estar por estar.

Y es que a veces,
las cosas corrientes,
también pueden ser maravillosas.

La gente corriente también hace cosas extraordinarias,
al menos una vez en la vida,
ve contracorriente,
arrepientete de algo,
o no lo hagas,
pero no seas demasiado corriente,
aunque a mi me guste.




Avancemos, a contracorriente.

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