domingo, 5 de julio de 2015

"Que bailar, es soñar con los pies."

Va diciendo Sabina por ahí aquello de: "Que no salgo a buscarte, porque corro el riesgo de encontrarte". Lo hace con todo el conocimiento de la causa que unos cuántos de años te dan. Mientras, lleva años caminando bajo la mirada de una peruana que literalmente, parece haber salvado su vida después de tantos precipicios.

Más abajo, en el mundo de los humanos, aquellos que no tenemos guitarras, poesías, conciertos ni habitaciones de hoteles de lujo con fotógrafas peruanas, resulta que aplicarnos sus canciones, de vez en cuando, nos vale para entonar nuestra propia melodía. Tan incierta como la costumbre de intentar hacernos los duros con ese riesgo, que nosotros, realmente deseamos encontrar, como el baile de pies que entonamos tan ridículamente los malos bailarines, bailarines de pies de hormigón, que se pierden en las luces de cualquier ciudad. Sin atrevernos a dejar un whatsapp, con lo que otros ya habrían escrito un soneto, vendido tres botes de humo y adquirido las primeras piernas que subieron a la acera.

Nos aterra no saber que va a pasar, aunque lo amemos a la vez, pues sería demasiado fácil tener pensado como mover la capa de hormigón. A título personal la voy cambiando con los años, una veces armado, otras ligero, traslúcido o drenante. El siguiente, siempre está por inventar. A día de hoy, me cuesta preguntarme si estoy esperando con la capa necesaria, o si por el contrario, debería romperla yo mismo e irme a edificar a otro lugar, a ver si me da por aprender a bailar. Por el camino, llevo a cuestas mis dudas, las ajenas y principalmente, eso sí que lo sé, llevo mis pies.

Y es que los malos bailarines, lo seremos siempre, pues con nuestra capa de hormigón adosada a la zapatilla de turno, lo único a lo que normalmente aspiramos, es a que alguien decida enredarse las piernas, pisar y romperla, para así bajar de la acera y tomar un rato la carretera. Los malos bailarines, tenemos también una ventaja, nos convertimos en los mejores, una vez que tenemos el camino abierto, porque no construimos nuestros pasos con humo, lo hacemos con hormigón armado.


"Y jugar por jugar, sin tener que morir o matar, y vivir al revés, que bailar, es soñar con los pies. Que bailar, es soñar con los pies."


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