jueves, 2 de julio de 2015

Ludopatía

Siempre he dado por hechas cosas que no podía conseguir, justo ahí se encuentra mi debilidad, en que empiezo a querer antes de saber que busco. En que me abro al mundo, antes de que este ni tan siquiera se haya planteado tener una llave. Luego llegan los cruces de vías mal señalizados y la maldita costumbre de estrellarme, siempre antes de tiempo, que empieza a parecer que lo hago más por gusto, que porque la pared se empeña en esquivarme.

Desde luego el primer culpable de mis fracasos soy yo, el segundo también, y antes de llegar al tercero, normalmente me he cansado de ajusticiar pobres idiotas y lo he dejado otra vez, es una historia que parece no tener fin, y que sin embargo, se acaba cada noche a la hora de irme a dormir, la suerte es para los que la buscan, y por el momento nunca he buscado bien.

Lo que pasa es que ahora, me cuesta resistirme a dejar de buscarla, creo que tengo la comparación perfecta para mi situación. Soy ludópata, lo soy porque no puedo rechazar la oportunidad de jugar, lo soy, porque cuando ves pasar a la suerte todos los días por delante de tus ojos, resistirte a lanzar alguna ficha es casi imposible. Lo soy, porque la suerte me ha acompañado de vez en cuando, y porque aunque al final siempre me ha llevado a la bancarrota, resulta que esos momentos de éxtasis finito, parecen haber merecido la pena.

Lo malo, es que empiezo a ser demasiado ludópata, porque intento alejarme, y aún no teniendo cerca la oportunidad de jugar, la añoro casi a diario, ella nunca me da un no rotundo, prefiere la incertidumbre, un tal vez, un no sé, la duda de que aunque lo tengas todo perdido, tienes menos por perder que por ganar. Tanto para el azar, como para ti, tal vez tengo la misma importancia que cualquier otro jugador. Sigo sin saber cuántas probabilidades tengo de ganar, pero no dejo de querer seguir jugando, aunque cada vez, me queden menos monedas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario