domingo, 11 de mayo de 2014

Cuando mi aire sólo es mío

Sólo solamente se acentúa cuando equivale a solamente,
bonita redundancia.

Cuando mi aire solamente es mío,
es únicamente cuando se apreciar estos momentos.
Cuando mi aire es sólo mío,
es cuando entiendo lo que algunas personas anhelan en la soledad.
La soledad se puede alcanzar un Domingo por la tarde,
mientras escribes con la ventana abierta,
o puede estar en esa misma ciudad,
un día después, unos metros más arriba,
mendigando mientras otros van a trabajar.

Te explicaré que diferencia existe entre el aire que respiramos todos,
y el que respira una persona que está sola,
al menos durante ese breve periodo de tiempo.
Bien para empezar,
si esa persona no comparte ese aire,
tampoco comparte sus decisiones,
por lo tanto estas, serán mucho más libres y cómodas,
si esa persona, de repente decide dejar de respirar ese aire,
no estará cargando a nadie con el sobrante,
sino que este quedará libre, pues será solo suyo.

Digamos pues, que la diferencia obvia de poseer tu propio aire,
es la total seguridad,
de que por ese instante,
eres libre para decidir.

Desde que mis ventanas dan a esta calle,
unos cuantos Domingos han sido sólo míos,
y por extraño que parezca en mí,
ha resultado acogedor,
si bien es que volveré a los callejones del amor y la dependencia,
antes de que diga esta boca es mía,
solo, y solamente lo haré,
sí mi aire sigue siendo mío.

A menudo en nuestra vida, dejamos escapar y compartimos nuestro aire,
no nos engañemos,
quizás sea el bien más preciado de la tierra,
y el único que hasta el momento,
no hemos conseguido vender, menos mal.

Cuando decidimos, con o sin darnos cuenta compartir este aire,
a veces aceptamos normas a las que antes no estábamos sometidos,
 no os hablo sólo de por ejemplo tener que compartir este sofá, que ya sería un dolor,
hablo de compartir una vida,
al menos parte de ella.

Esta tarde, como habrás adivinado, no comparto mi aire,
es más, esta tarde voy a mi aire,
si hace falta cierro la ventana, y no dejo que se escape ni un poco,
hasta que la persona adecuada llame a mi puerta,
esperando mi desencadenante.

Porque lo cierto es que pocos sabemos elegir perfectamente con quién compartimos nuestro aire,
no es decisión nuestra, por mucho que nos guste creerlo, siempre habrá desencadenantes,
del mismo modo, cuando nuestro aire sólo es nuestro diréis,
la mayoría de las veces, tampoco será nuestra decisión,
¡BINGO!

Ni tan siquiera nuestro aire es nuestro podríamos pensar,
pero para algo que es gratis...

Así que de momento, me resisto a cantar mi Bingo particular,
puedo disfrutar de esta soledad,
pero no cierro puertas con más de una llave.

Mejor sólo cantaré línea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario