lunes, 9 de diciembre de 2013

Desde la primera, a la última nota...

Nunca estaré arrepentido,
¿Para qué?
¿Acaso sirve para algo?
No es por ser práctico,
ni siquiera busco utilidad a todo lo que hago,
nada más allá.

Pero si me arrepintiera, de verdad,
de corazón,
no creo que estuviera aquí.

Quién comete un error,
a menudo debe ser su propio juez,
pero si durante tan solo un segundo,
al menos dos horas,
te gustó,
no creo que fuera un error.

Yo no entiendo de errores,
vine a este mundo para fallar y lamentarme,
claro que sí,
vine aquí para ser feliz,
también para disfrutar,
pero no para arrepentirme.

Debo haberme llevado como 8, 10, 12 como máximo,
grandes chascos en mi vida,
puedo haberme culpado,
ta vez, en la mitad de ellos.

¿Pero arrepentido?
No, arrepentido no,
es más,
quizás,
volvería a hacerlo,
al fin y al cabo,
es mi vida,
es todo lo que conozco,
y porque no decirlo,
lo adoro.

Arrepentido no, deseoso,
deseoso sí.

Nada de lo que he hecho ha sido un error,
ni tú, ni nadie,
ni siquiera lo que haya hecho borracho,
lo que haya hecho fuera de mí.
Nada, es un error, os equivocáis,
el error, es pensar así.

Porque no creo en los errores,
creo en las lecciones,
y porque incluso,
creo que a veces,
volvería a repetirlo todo.

Desde la primera, a la última nota.
Desde el 0 al infinito.
Desde la A, a la S, hasta encontrar la Z.


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