jueves, 3 de marzo de 2016

Candados

La gente pone candados a las cosas creyéndose así más seguros y propietarios de algo, se empieza por poseer las montañas, los valles y los ríos, se acaba intentando adjudicar hasta el aire, los suspiros o el mismo amor.

Aparecen cerraduras en todas las puertas, se cierran al público los recursos naturales, y algunos, terminan creyendo que con un candado en un puente se puede ostentar la propiedad sobre el amor. Pero no, no se puede poseer el amor, ni cobrar impuestos por el aire respirado, no se pueden adquirir suspiros sinceros, y ni tan siquiera el agua se deja embotellar siempre, es mucho más simple, a veces, sin voluntad no se puede conseguir nada. La voluntad de querer quedarte por ejemplo, esta no necesita un candado, basta con tenerla para mantener unido algo, las ganas no necesitan un recipiente contenedor, rebosan, siempre rebosan, y al final, se convierten en suspiros. Sinceramente, si algo quiere un propietario, no necesita un candado, tan solo razones para quedarse.






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