lunes, 29 de septiembre de 2014

Una casa des-ordenada

Lunes, Martes, Miércoles,
Jueves, Viernes, Sábado, Domingo,
y vuelta a empezar.

Paso a paso y día a día, vamos construyendo algo,
casi sin darnos cuenta,
casi sin proponernoslo,
vamos levantando nuestra casa.
Algunos comienzan con los cimientos preparados,
otros se empeñan en empezarla por el tejado.
He visto casas de dos pisos,
y edificios de 70 plantas,
también hay quien tiene por adecuado,
vivir en tiendas de campaña,
lo cierto es que hasta en una cueva,
todas las opciones son correctas.

Pues no existe una forma única y correcta de hacer las cosas,
por mucho que se empeñen.
Cierto es que se programa la forma en la que debemos estudiar,
y ayuda a que la sociedad se mantenga en pie,
se programan los bailes,
las actividades deportivas,
y hasta la hora a la que se debe tomar el té.

Ordenamos los días, los meses, los años y los milenios,
nos creemos dueños del mundo,
y le ponemos precio a la tierra,
apartamos lo que nos perjudica,
y buscamos únicamente lo que nos produce mayor beneficio,
y de vez en cuando,
nos damos cuenta de que no somos los dueños del mundo,
y de que hay más de una forma de construir nuestra casa.

Pues el desorden puede aportarnos más de lo que creemos,
el desorden, es el camino correcto para que nuestra casa no sea como la de todos,
porque las piezas sueltas también forman parte del conjunto,
y porque cada uno, levanta su casa a su manera,
la ordena como quiere.
¡Que se lo pregunten al Caracol!




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