jueves, 6 de julio de 2017

La mirada

He podido leer más en tus ojos, que bajo la luz de mi flexo. 
Lo juro. 
Comencé por no querer mirarlos demasiado, y he terminado ansiando tenerlos siempre frente a mi. Una distancia prudencial, lo prometo, no más, lejos, 
no más allá de los 50 centímetros.
Si pudiera medir la distancia entre tus ojos y los míos...
Si me detuviera a pensarlo cada vez que ambos estamos juntos.
En cambio, qué hay del tiempo que tardamos en acercarnos cada vez que ambas miradas coinciden...

Aunque este a menudo se detiene, la mayoría de las veces no tengo el tiempo suficiente para decidir quién se lanzará primero sobre el otro.

Y es que de no mantenerte la mirada, he pasado a disfrutar de cada momento que te tengo frente a mi. 
He aprendido a hacerlo tanto cuando duermes,
como a buscar esta cuando me necesitas,
lo puedo hacer incluso a veces cuando paseamos,
y la reconozco perfectamente cuando te veo tras unos días separados.

He adquirido la destreza necesaria, para entender lo que piensas con tan solo cruzar nuestros ojos.
En cambio, todavía me cuesta demasiado perder el contacto visual,
no puedo alejarme de tu mirada,
extraño tanto tus ojos...


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