martes, 8 de abril de 2014

Morir a sus pies

Botticelli murió con 65 años,
no acostumbraba a jubilarse la gente entonces,
menuda era aquella Florencia,
la de cosas que nos dejó,
hace ya años que se fue el autor del Nacimiento de Venus,
el hombre de La Primavera,
pero nos dejó sus cuadros,
y con ellos y su legado,
dejó más de un mensaje,
más allá de de la hermosura de Venus o Palas y el Centauro,
de unas cuantas adoraciones,
otras tantas vírgenes con niños,
de retratos y más retratos,
el pequeño Botticelli dejó entrever una de las grandes verdades de la humanidad,
una que a veces no parece tan obvia.

Desde siempre,
nos han dicho que la historia está escrita por hombres,
pues bien,
eso es mentira,
al menos es media verdad,
pues un 50% de los hombres,
más de la mitad de los casados,
y casi tanto de los solteros,
ha vivido a los pies de una mujer,
y la historia que han escrito,
y la que quedaron sin escribir,
desde luego no sería lo misma sin ellas.

De sodomía fue acusado el florentino,
que pareció vivir casi toda su vida enamorado en secreto,
pero no de un hombre,
enamorado de una mujer,
de aquella mujer,
a la que medio mundo renacentista acabaría adorando,
con la que sólo uno se casó,
y a la que una enfermedad le arrebató a ambos.

Enamorado de aquella mujer,
a la que la media Florencia quiso pretender,
aquella que parece ser la diosa Flora,
Atenea,
la misma Venus,
Procris,
o Cleopatra.

¿Quién soy yo para decir que no hay millones de Simonettas Vespucci posando por ahí?
Millones de Botticellis que mueren por su aire,
y que morirían sin el.
¿Acaso no las hubo antes y después de ella?
No lo dudéis,
Botticelli murió más de 30 años después,
a diferencia de la joven Simonetta,
que apenas pasó de los 20,
aún así,
Botticelli pidió,
y de hecho fue enterrado,
a los pies de esta mujer,
quizás el mundo deba aprender un poco de Botticelli.

Quizás debamos observar un poco,
a lo mejor hay más Simonettas ocultas por ahí,
más de mil retratos,
más de mil musas.

Bendito Renacimento



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